19 de junio de 2011

El valor de la distancia

En nuestro país hay diferencias obvias. Habría que vivir en un mundo paralelo -y seguro hay quienes se han inventado el propio- para no darse cuenta que no todos somos iguales en México se mire por donde se mire. Diferencias entre nuestros lenguajes para expresar nuestro entorno, diferencias en nuestras costumbres que marcan la cotidianidad de la relación con otros, diferencias en las raíces de nuestras historias personales que nos dan forma como  individuos. 
Esas y tantas otras diferencias, nos desequilibran la balanza de la intención de ser iguales cuando hablamos de justicia, de causas por defender, de tener un empleo digno, de acceder a condiciones de salud dignas. Hoy ni la muerte nos iguala, cuando el deceso de algunos resulta en detenciones inmediatas o marchas multitudinarias, mientras las de otros, pasan sin la menor mención que el sollozo de sus más cercanos en un rotundo silencio mediático y social.
No es nuevo, nada es nuevo. Años van y se recrudece conforme pasa el tiempo. Y su permanencia en el tiempo, no puede más que señalar hacia el error de diagnóstico o estrategia para hacerle frente. 
Somos más distantes que desiguales. Minamos el presente con guetos de personas que piensan igual, crecen igual, hablan igual, y esperan lo mismo de la vida y de sí mismos. 
Ocupamos espacios diferentes y sin conciencia de ello, nos alejamos de los límites de nuestras pequeñas parcelas donde todo queda claro, para no ver ni escuchar lo que pasa en el gueto vecino.
Somos distantes inconscientes del impacto que tiene no tocar esa otra realidad que no es la nuestra, pero sí es la de los nuestros. Ciegos de la relevancia que tienen nuestras distancias, para ser una sociedad intolerante, conservadora, y que avanza a traspiés queriendo negarse la capacidad para transformarse. 
¿Cómo transformar un país que tiene y sigue construyendo abismos? Son las distancias que perpetuamos, las que mantienen y cavan a mayor profundidad las desigualdades que hieren de muerte el futuro de todos.

1 comentario:

  1. Buff!Se me había olvidado esta profundidad y clarividencia discursiva..¡Bienvenida sea! Un abrazo desde el otro lado del charco

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