10 de enero de 2011

La tragedia del (no)fin del mundo después de Wikileaks

Tal vez esta sea una conclusión demasiado precipitada. De hecho me gustaría estar equivocada, y tener que pasar por el incómodo momento de decir "efectivamente, me equivoqué". Sin embargo, tomaré el riesgo de decir ahora, como dije en cuanto comenzaron a salir a la luz pública los cables filtrados por Wikileaks, que el peor de los efectos y consecuencias de dicha liberación de información, no serían ni los conflictos entre países y sus respectivos cuerpos diplomáticos, o la vergüenza de la clase política (presuponiendo que tal cosa existe, por supuesto). 
Más bien, la cuestión que requiere de mayor reflexión y discusión a mi manera de ver, es el escenario social que pone al descubierto la filtración, y la pasividad posterior al escándalo. 
Después de los grandes titulares sobre las personalidades, sospechas y complicidades de la más alta clase política internacional, así como el "apoyo" de ciudadanos de todo el mundo a favor del carácter público de la información, wikileaks parece dejarnos un claro aprendizaje: aún siendo cierta la teoría de la conspiración y puesta ésta al descubierto, el orden mundial no cambia. Finalmente, no pasa nada, y ésta es la verdadera tragedia. 
Evidentemente sigue en pie la persecusión contra Julian Assange, aquellos que colaboraron con él, y la sombra del sospechosismo parece planear sobre todos los amigos de wikileaks en las redes sociales. Pero independientemente del resultado del juicio en contra del personaje de los últimos meses, me provoca pensar sobre la mezcla de cinismo político y apatía social, que conforman una bomba de tiempo que no explota. La tragedia, es el silencio que viene después del escándalo, y esa comunidad acrítica que no sabe más que repetir titulares; es la falta de ideas y reacciones consistentes que se rebelen contra el cinimo y la doble moral. 
Julian Assange no desenmascaró a los gobiernos, sino a sus ciudadanos. Es ahí donde tenemos que poner el acento y concentrar nuestro análisis. Aunque claro, esto puede ser simplemente una conclusión precipitada...


3 comentarios:

  1. Esta pasividad ciudadana mundial es resultado de la ilusión de comodidad que nos tragamos... "Hay peligros allá afuera, pero no te preocupes, el gobierno hace todo lo necesario para protegerte a ti y a tu familia del dolor que causa este mal"... hemos renunciado a nuestra capacidad de defendernos, reclamar y resistir cuando nos convencieron de que somos inútiles y necesitamos que nos cuiden.

    Bueno...no todos...

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  2. La gente sabe que vive dentro de un simulacro, una puesta en escena, a la gente no le interesa salirse de la obra ni que la obra termine, la gente simplemente quiere que la obra sea de mejor calidad.

    Como reflexión personal me queda que el mundo no cambia para que sea uno el que cambie.

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